viernes, 16 de julio de 2010

Por supuesto, pero gratis


En La Huella Digital. Revista Digital Universitaria, a todas luces una publicación española, la periodista Ana Belén Fernández Peña publicó el 3 de mayo pasado una opinión sobre lo que podría llegar a pasar con los libros digitales que contraría el entusiasmo de los grandes editores peninsulares.

¿Funcionan los libros digitales?

Los libros digitales no terminan de arrancar. El lector se muestra reacio a comprar descargas en PDF, pues pueden buscarlo gratis por la red o, si les merece la pena, prefieren tenerlo en papel. En Estados Unidos, donde tanta ventaja nos llevan y tan avanzados están en el comercio electrónico, apenas llegan al 3% del total de libros vendidos.

La información es mucha, el entusiasmo acompaña, sobre todo en blogs y foros, escritos por gente que “está muy puesta” en novedades y gadgets, pero la receptividad del público no acompaña. De hecho, hasta en Facebook hay grupos en contra, tipo “Mientras yo viva no morirá el libro en papel”.

La gran ventaja del libro digital es que nos permite acceder a libros descatalogados, antiguos, raros, difíciles de encontrar en una librería tradicional. Y esos libros casi siempre son gratuitos por haber expirado los derechos de autor (70 años tras su muerte). O sea, que nos vamos a internet, y descarga al canto.

Por eso, lo difícil es vender, sobre todo en un país donde tan poco se lee, como es el nuestro, un PDF de un autor desconocido si previamente no ha tenido la pertinente campaña publicitaria. En este sentido, Alfaguara, una editorial tradicional del Grupo Santillana, ha tenido que salir al rescate de Bubok, una web de autoedición online, ambas pertenecientes al Grupo PRISA, para dar un empujón a su Premio de Creación Literaria, dotado con 2.000 euros, mientras que otras iniciativas similares de independientes como el Certamen de Novela ArtGerust, dotado con 15.000 euros, apenas está teniendo eco en los medios.

¿Funciona, entonces, el mercado de los libros digitales? A duras penas. Todo está en su contra, las reticencias a comprar por internet, la crisis económica, la evolución en los soportes (e-readers)… Las descargas sí, por supuesto. Pero gratis…

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