miércoles, 20 de junio de 2012

Francia y las alternativas de la edición regional

Como seguramente sepan los lectores de este blog, Francia, con una periodicidad por momentos conmovedora, organiza eventos destinados a promover en el mundo su literatura y su pensamiento.

Históricamente, nuestro país, como tantos otros, se ha visto beneficiado por las becas para traductores del Centre National du Livre y, más recientemente, por las de La Fabrique des Traducteurs (otorgada a menores de 35 años para una permanencia en el centro de traducción de Arles).

Otras iniciativas se llevan a cabo desde los mismos Servicios Culturales de las embajadas de Francia. Así, existen los programas Pablo Neruda (en Chile), Alfonso Reyes (en México) y Lautréamont (en Uruguay).

El programa Victoria Ocampo es el que le ha tocado a la Argentina. Empezó siendo para traductores y, poco a poco, por la codicia de los editores terminó funcionando como plan de "ayuda a la publicación", lo que incluye fundamentalmente darle plata a los editores tanto para la adquisición de derechos como para mitigar los gastos de la  publicación propiamente dicha, relegando a los traductores a tener que "compartir" lo que en principio les estaba asignado. Se ha visto así, a través del tiempo, como esos subsidios franceses se fueron licuando en manos de los editores, quienes terminaron pagándoles a los traductores tarifas mucho más bajas que las que el subsidio hubiera permitido porque, como es de dominio público, la traducción y los traductores, a la hora de repartir dinero, son lo que menos importa y los editores, como buenos pizzeros, cortan por la parte más fina. Quien desee abundar en el tema e informarse sobre quiénes recibieron ayudas en los últimos quince años puede hacerlo leyendo la entrada del 29 de agosto de 2011 (acá).

Pero aparentemente soplan otros vientos. O al menos así se pregona. Ahora una Francia aquejada por la crisis –que, por supuesto, no es la misma que en la española, la irlandesa o la griega, que ocurren en los márgenes de Europa– estimula la publicación regional; vale decir, la asociación entre editores de los distintos países de la región para maximizar los recursos y permitir, por ejemplo, la publicación de una misma traducción en varias editoriales latinoamericanas que decidan compartir derechos y, eventualmente, traductores. Esas tentativas de co-edición, que a la fecha ya cuentan con varios antecedentes –LOM de Chile y Trilce de Uruguay, LOM y Beatriz Viterbo de la Argentina, etc.– se han visto reforzado en los últimos tiempos por iniciativas como la llevada a cabo durante la segunda edición de la Semana del Libro Francés en Buenos Aires, que tuvo lugar del 11al 16 de junio pasados.

Las actividades contemplaron por un lado un ciclo de propuestas abiertas al público (como un circuito literario en librerías, talleres de escritura, cine "literario", suelta de libros y una tarde para chicos en la Casa de la Cultura), así como un encuentro profesional que este año estuvo dedicado a las Ciencias Humanas y Sociales. Los invitados franceses que vinieron a debatir con sus pares sudamericanos fueorn  Marc Abélès (Director Centro franco Argentino & EHESS), Jean-Baptiste Boyre (ediciones EHESS), Cyril Lemieux (Director l'EHESS), Sophie de Closets (ediciones Fayard), Stella Magliani Belkacem (ediciones La Fabrique), Bertrand Hirsch (ediciones presses de La Sorbonne),  Hugues Jallon  (ediciones du Seuil), Tiphaine Samoyault (Universidad PARIS 8 & ediciones du Seuil), Nicolas Vieillescazes (ediciones Les Prairies Ordinaires), Pascal Delisle (Consejero regional de cooperación de los Países Andinos), Jean Joinville Vacher (Consejero regional de cooperación del Cono-sur) y  Lucie Campos, Encargada de Ciencias Humanas y Sociales, Institut Français). Hubo también numerosos editores de la región, representando a Uruguay, Bolivia, Chile y Colombia, además de una delegación de profesionales argentinos.

Hasta acá, se trata de una iniciativa interesante que quizás valga la pena repetir. Con todo, hubo una mesa en particular en la que se discutió sobre la posibilidad de las ediciones regionales. Allí se produjo la intervención del director de una editorial argentina especializada en Ciencias Sociales y poseedora de un atractivo catálogo, quien señaló que los países traductores eran Argentina, México y España y que, por lo tanto, no valía la pena distraer recursos en facilitar ediciones similares en países con poco mercado y mínima tradición traductora porque ese trabajo lo podíamos hacer desde acá. Por increíble que parezca, otro director editorial argentino, también a cargo de un catálogo interesante, apoyó los dichos de su compatriota, generando la correspondiente indignación entre el resto de los editores latinoamericanos presentes.

Ante tamaña muestra de soberbia y mala educación, sostenidas por criterios de rentabilidad, bien cabría sugerirles a esos editores que si el libro no les da la ganancia esperada, no lo publiquen. Alguien se encargará de hacerlo en otra parte y quizás hasta pague a los traductores mejor que ellos.

Finalmente, la crítica que desde Latinoamérica se les suele hacer a los editores españoles también les corresponde en este caso a esos elegantes adalides de la edición local, que procedieron a ofender a algunos de sus colegas de los países de la región. Lo que se dice, dos humanistas.  

1 comentario:

  1. un editor independiente27 de junio de 2012, 15:47

    El editor argentino que tuvo esa actitud recibió una excelente respuesta del editor chileno Paulo Slachevsky (Lom ediciones). Sintéticamente (y de memoria) dijo que con esa actitud eliminamos la diversidad cultural, con ese criterio -por ej.- solo habría cine de Hollywood (tiene recursos y experiencia...). Por el contrario deben haber traducciones (y elección de qué traducir) en todos nuestros países.
    No debemos aceptar la censura de mercado.

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