viernes, 17 de marzo de 2017

Cifras terribles y prácticas aberrantes para los traductores españoles, según el Libro Blanco

Ilustración de Luis Parejo
El 11 de marzo pasado, P. Unamuno publicó en El País, de Madrid, el siguiente artículo donde se da cuenta de las vicisitudes por las que pasan los traductores españoles en la actualidad. La excusa es la presentación del Libro Blanco de la traducción, presentado en la Biblioteca Nacional de España por Carlos Fortea, actual presidente de ACEtt (la Asociación Colegial de Escritores de España, que también nuclea a los traductores literarios) y próximo visitante a la Argentina. 

Como habrán tenido ocasión de comprobar los lectores de este blog, ACEtt es la institución que, con la excusa de no tomar partido por ninguna de las partes, hace muy pocos días abandonó a su suerte a la traductora española Yolanda Morató, apelando a una curiosa versión de la justicia, acaso a la medida de plagiarios y editoriales poco dispuestas a cumplir con los pactos de buena práctica que ACEtt, casi como en chiste, les hace firmar a esas mismas editoriales.

Hay entonces que comprender que la pompa de la Biblioteca Nacional y el glamour que ofrecen las páginas de El País, resultan más propicias a la cara de circunstancia que a la búsqueda de la verdad en pleitos por plagio, siempre menos elegantes y redituables a la hora de posicionarse en el establishment literario español. El premio por no hacer olas o de hacerlas, que éstas sean muy chiquitas, quién sabe, tal vez resulte en una banca en la Real Academia, que, como todos sabemos, no se le niega a casi nadie.

El páramo de la traducción en España

Una profesión depauperada, envejecida e ignorada. A la vista del panorama que dibujó ayer Carlos Fortea, presidente de la sección de traductores de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE), su diagnóstico de que el sector se halla en una situación "nada esperanzadora" parece casi optimista.

De acuerdo con el Libro Blanco que Fortea presentó durante un acto en la Biblioteca Nacional al que asistió el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, únicamente el 9% de los traductores puede vivir hoy de su trabajo en España, el ingreso medio anual de los profesionales no llega a los 9.000 euros netos y cuatro de cada 10 tienen más de 56 años, lo que revela que el bello oficio de 're-crear' una obra escrita originalmente en otro idioma cada vez resulta menos apetecible para los traductores jóvenes.

La crisis no tiene nada que ver con este estado de cosas, advierte Fortea, escritor y profesor universitario además de reconocido traductor de Zweig, Döblin, Bernhard, Grass y Keyserling, entre otros. El desolador páramo en que se desenvuelven los profesionales de la traducción, explica, viene de antes y continúa hoy, cuando se supone que lo peor de la recesión ha pasado.

Si acaso, "la mal llamada edición digital" ha empeorado este statu quo de "tarifas innegociables" y "remuneraciones injustas". Como subraya el Libro Blanco, elaborado con base en una encuesta realizada a 234 traductores en 2015, bajo el equívoco concepto de 'edición digital' ha crecido un nuevo modelo de negocio basado en un vacío legal que la ACE exige cerrar con medidas legislativas claras.

La asociación reclama que la difusión en red y la venta mediante descarga de un producto editorial sea objeto de un contrato específico. Los traductores han visto cómo se les imponen contratos en los que una mera cláusula añadida resuelve la incómoda novedad y les priva de remuneraciones separadas para lo que es, según su criterio, "una forma separada de explotación del producto".

Dicho en números, el 60% cobra menos de un 2% de derechos digitales y un 21% recibe lo mismo que en papel, un 1%, muy por debajo de lo que se lleva un autor para este formato de libro. ACE Traductores recomienda en este caso multiplicar por al menos 2,5 los derechos de cesión aplicados en el 'papel'.

El Libro Blanco, referido específicamente a la problemática del ámbito digital –a diferencia de las dos ediciones anteriores, de 1997 y 2010, sobre la traducción en general–, establece que casi la mitad de los profesionales (el 48,6%) no recibió ninguna cantidad en concepto de derechos de autor.

En un escenario como internet tornado en "jungla", dice Fortea, es precisa una regulación específica de los derechos de autor de los libros digitales, "que oriente y vincule a la industria editorial, al tiempo que ofrezca la legítima protección que los autores y traductores merecen".

Conviene recordar que los datos aquí reseñados se refieren a descargas de libros legales, que suponen en nuestro país alrededor de un 20% del total, como remarcó Ana María Bejarano, Premio Nacional de Traducción 2016, quien quiso ilustrar la precarización creciente del sector con otra cifra preocupante: el 28% de los traductores emprendió su tarea sin haber firmado contrato de ninguna clase.

A la luz de semejantes cifras, no es extraño que el porcentaje de traductores frecuentes haya pasado del 27,1% en 2009, cuando peor nos iban las cosas, al 17,1% en 2015.

Fernando Benzo quiso poner árnica en las heridas del sector al señalar que tenemos en nuestro país "una generación de excelentes traductores", aunque la mayoría de ellos se vean obligados a "compaginar esta labor con otros trabajos". La gran bibliodiversidad del mercado editorial español, indicó, se resume en el hecho de que en Gran Bretaña los libros traducidos rondan el 3% mientras que en España superan el 16%, teniendo en cuenta además el notable número de obras vertidas de unas a otras lenguas oficiales del Estado.

Fernando Benzo reivindicó la condición de creadores que merecen los traductores y destacó su contribución "al intercambio cultural en nuestro país". "Nos acerca unos a otros, despliega nuestra sensibilidad y nuestro conocimiento del otro", además de aportar "un valor incalculable en un mundo en el que se habla cada vez más de muros y barreras", afirmó.

A la espera de medidas concretas, Carlos Fortea instó a atajar una situación que aboca a generar malos traductores y a perder "un bien muy superior al precio que no se les ha querido pagar".

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