lunes, 1 de mayo de 2017

Dos coberturas diferentes para el mismo hecho.

La primera corresponde a Ezequiel Viéitez, para el diario Clarín del 28 de abril pasado. La segunda, a Silvina Friera, para el diario Página 12 del mismo día. Ambas destacan el cruce de palabras entre el polémico Pablo Avelluto, Ministro de Cultura de la Nación y el presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, así como las partes más sustantivas del discurso de la escritora Luisa Valenzuela.

I
Cruce de palabras fuerte
en la apertura de la Feria

Pablo Avelluto
La apertura de la 43a. Feria Internacional del Libro (FIL) estuvo marcada por las declaraciones fuertes. La situación de la industria editorial, después de un 2016 en que las ventas de libros cayeron "entre un 15 y un 20 por ciento", según dijo en su discurso el presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, fue el eje. Luego de palabras que describieron sin atenuantes el presente del negocio editorial, a su turno, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, apeló a una salida irónica: "Conmigo no, Martín", parafraseó a Beatriz Sarlo, para luego enumerar las acciones de estímulo que lleva adelante la cartera que encabeza y hacer referencia a una situación económica que empieza a reactivarse.

El discurso central de la inauguración, a cargo de la escritora Luisa Valenzuela, también tuvo potencia. Se centró en el lugar de la mujer en la cultura y en el deber de combatir la era de la "posverdad". Entre personalidades y funcionarios también la escuchaba el ministro de Cultura porteño, Angel Mahler, que antes había subrayado la política de estímulo para las bibliotecas públicas porteñas.

En su presentación, titulada El poder de la Palabra, Valenzuela se declaró como "portavoz de las escritoras argentinas, pasadas y presentes, muchas de las cuales merecerían formar parte de los cánones que hasta hoy las ignoran". Y, en ese sentido, destacó la figura de Elvira Orphée y María Granata.

"Impera la posverdad, esa 'mentira emotiva' nacida para modelar la opinión pública desdeñando los hechos fehacientes y los datos verificables, esa lengua de madera (a decir de los franceses) especial para construir discursos engañosos, que llegan a convencer porque resultan atractivos, tranquilizadores, o quizá ¿convenientes? La era de la posverdad. Qué tremenda definición para los tiempos actuales. Tiempos de un ubicuo Moloch, ese monstruo bíblico con panza de fuego que traga a los nuevos desamparados y los multiplica: trabajadores desplazados, estudiantes, docentes, investigadores, inmigrantes, hasta mujeres, porque nos están convirtiendo en una población de riesgo", interpeló.

En ese contexto, destacó a la Feria como una oportunidad para el debate y el pensamiento. Y, actualizando a Chéjov, propuso al intelectual no como alguien que resuelva los problemas sino que ayude a plantearlos correctamente. Los intelectuales "son quienes ponen un signo de pregunta ante las certidumbres de los poderosos", resaltó. Evocando palabras de Carlos Fuentes en cuanto a todos los significados del libro, también pidió por una educación "pública, laica, en paz y sin discriminaciones". Pareció aludir a una polémica de los últimos días

Habló de "discursos sin filtro que avalan femicidios" y remató: "La lucha por la defensa de nuestros legítimos derechos se entabla desde todos los frentes, y la fuerza de la palabra es un elemento crucial que atraviesa cada uno de ellos".

Antes había tenido lugar el contrapunto entre Gremmelspacher y Avelluto. El titular de la Fundación El Libro planteó que pese a que el ministro conoce la actualidad sectorial, por su pasado en la industria, hay problemas que continúan y "los que teníamos se han agravado y han surgido otros nuevos".

Gremmelspacher aludió a la baja en el consumo, pidió que se libere el pago del IVA en la compra de papel para las editoriales -beneficio perdido en los '90- y advirtió sobre el peligro de un impuesto que habría propuesto el Ministerio de Economía y que gravaría al libro nacional con un IVA del 19%. El editor también pidió recuperar el volumen de compras de libros que solía realizar el Ministerio de Educación y que se redujo el año pasado.

Por momentos a un paso de enojarse, Avelluto respondió. "Esta no es la peor crisis de la Industria editorial. No hay ningún tiro de gracia en ningún lugar sobre un sector que es enormemente pujante, que en muchas situaciones peores, dictaduras, hiperinflaciones, megadevaluaciones, logró salir adelante", enfatizó. Apeló a la innovación y la salida al mundo para volver a crecer. Y mencionó varios programas en marcha: desde la ayuda que Cultura les dio a 58 libreros de distintos puntos del país para que participen en las Jornadas Profesionales en la Feria, hasta los 12 millones de pesos que se canalizaron para la compra colectiva de libros en bibliotecas populares. Mencionó, también, más de 20 mil libros que llegarán a las casas con la entrega de viviendas sociales este año. Y, en un extenso repaso, sumó la compra de "casi medio millón de libros infantiles para el programa El Estado en tu barrio".

En ese eje adelantó que el Ministerio facilitará el traslado de editores y autores a ferias internacionales, como Liber, en España, que tendrá a Argentina como invitada en octubre, o la de Bogotá, el año próximo. “Con un criterio de selección que no sea el de la simpatía partidaria que se utilizó a lo largo de los últimos 12 años en nuestros país”, recalcó. Entre otros logros, como el crecimiento del acervo de la Biblioteca Nacional, centró entre los objetivos de su cartera "reducir prejuicios y generar mecanismos de transparencia", incluyendo una referencia a los cambios que se llevan adelante en el INCAA. Dos miradas anoche chocaron de frente.


II
Una apertura sin frases de ocasión

Luisa Valenzuela
La inauguración de la 43° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con Los Ángeles como ciudad invitada, fue el escenario donde se desplegó el asunto de enfrentar la posverdad, “las falsas verdades que obnubilan el entendimiento”, como definió de manera ejemplar Luisa Valenzuela, en una apertura memorable. “Del duelo hacemos potencia”, suelen repetir las Madres de Plaza de Mayo, a quienes recordó al cumplirse los 40 años de su primera ronda. Pero antes de escuchar a la autora de Cambio de armas, habló Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro. “La industria editorial está atravesando uno de sus momentos más delicados, con caídas en las ventas del 25 por ciento, lo que afecta especialmente a las pequeñas y medianas editoriales. De un año al otro se han dejado de producir 20.000.000 millones de ejemplares, o sea casi 55.000 ejemplares por día”, ilustró Gremmelspacher y recordó que el año pasado, en el mismo lugar, el ministro de Cultura Pablo Avelluto hizo referencia al conocimiento que tenía por haber pertenecido al sector. “La verdad, señor Ministro, es que no sólo continuamos con esos mismos problemas, que arrastramos sin resolverlos, sino que los que teníamos se han agravado y han surgido otros nuevos. El otro brazo de la tenaza que asfixia al sector es la subida de los costos impulsados por los desmedidos aumentos de las tarifas de servicios”, explicó el presidente de la Fundación El libro.  

“La asimetría impositiva es de los problemas tradicionales que enfrenta el libro. A fines de la década del 90 el sector editorial dejó de compensar el Impuesto al Valor Agregado sobre el papel contra el Impuesto a las Ganancias. Necesitamos en estos momentos, como medida de emergencia, recuperar esa situación fiscal en forma urgente, camino a un tratamiento impositivo que nos permita recuperar todos los IVA pagados durante el proceso industrial y comercial, tanto editores como libreros. Nuestros principales competidores, México, Colombia y España, tienen políticas públicas activas de protección a la industria editorial y, aunque parezca mentira, Argentina no las tiene”, comparó el presidente de la Fundación y precisó que por la ausencia de protección el país quedó relegado al cuarto puesto dentro del mercado hispanohablante. El sector editorial está preocupado por un proyecto de reforma impositiva, aparentemente solicitado por el Ministerio de Economía a una conocida institución privada, que incluye como propuesta gravar al libro argentino con un IVA del 19 por ciento y que implicaría la derogación de la excepción sostenida por todos los gobiernos durante décadas. “De aplicarse esta medida, sería el tiro de gracia para el libro argentino”, sentenció Gremmelspacher. Avelluto reconoció que fue un año “muy difícil” para muchos argentinos. “Viví muchas crisis económicas y financieras, y vi en cada una de ellas cómo el sector editorial, a través de su talento, se las ingenió para salir adelante. Por lo tanto, parafraseando a una querida amiga escritora, Beatriz Sarlo: ‘Conmigo no, Martín’. Esta no es la peor crisis de la industria editorial, no hay ningún tiro de gracia. Que la situación es difícil, lo comparto. Que en el último trimestre del año pasado las cosas empezaron a mejorar es un hecho”.

Valenzuela definió la posverdad como “esa mentira emotiva nacida para  modelar la opinión pública desdeñando los hechos fehacientes y los datos verificables, esa lengua de madera especial para construir discursos engañosos, que llegan a convencer porque resultan atractivos, tranquilizadores, o quizá convenientes” y destacó que estos son tiempos de un ubicuo Moloch, “ese monstruo bíblico con panza de fuego que traga a los nuevos desamparados: trabajadores desplazados, estudiantes, docentes, investigadores, inmigrantes, hasta mujeres porque nos están convirtiendo en una población de riesgo”. La presidenta del PEN Argentina afirmó que le cabe a la literatura “asumir su papel de superficie reflectante, útil para echar luz sobre aquellos espacios que se busca mantener a oscuras” y garantizó que “en la lectura encontraremos armas defensivas para enfrentar el horror del mundo, armas que pueden llegar a descolocar a quienes se sienten dueños incuestionados de la verdad”. La autora de Aquí pasan cosas raras señaló que “la lucha por la defensa de nuestros legítimos derechos se entabla desde todos los frentes, y la fuerza de la palabra es un elemento crucial”. “Cuando quienes detentan el poder parecerían vivir en la RA, la Realidad Aumentada en la cual los elementos físicos tangibles se combinan con elementos virtuales, noso- tros en este suelo, con o sin ciudadanía, atendiendo al preámbulo de nuestra Constitución, somos habitantes de otra RA, la República Argentina. Y alzamos la voz. Cada vez más fuerte se hace oír la palabra para enfrentar la gran ola de esta posmodernidad líquida que amenaza arrasarnos convertida en tsunami”.



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