martes, 26 de diciembre de 2017

Gracias a las políticas económicas, la industria editorial retrocede, pero se escucha más cumbia

Continuando con los informes sobre la actividad editorial en la Argentina en el 2017, otra nota, esta vez con firma de Verónica Abdala, que el pasado 24 de diciembre, publicó el diario Clarín, cuyo signo político es exactamente el opuesto de Página 12. Pese a ello, como comprobará el lector, ambos medios coinciden en su diagnóstico .

El año editorial, con cifras que preocupan

La venta de libros y la cantidad de ejemplares que se lanzaron al mercado este año decrecieron este año. La CAL, en base a estadísticas que surgen del registro de ISBN, habla de un 25 por ciento menos en las ventas, en el período enero-noviembre. La entidad registra, a su vez, una baja significativa en la producción total de ejemplares publicados, que ya en 2016 había decaído un 15 por ciento: mientras que el año pasado el total de la tirada fue de 70.733.233 ejemplares, este año esa cifra se redujo (hasta noviembre) a 47.819.525 ejemplares.

“No existe una única razón que explique la caída en la producción de ejemplares. Sin embargo la caída de las ventas, puede ser uno de los indicadores en la reducción de la tirada; a esto se le puede sumar los altos costos de almacenamiento y logística, que determinan decisiones más conservadoras por parte de los editores. La tirada promedio cayó de 3.000 a 2.600 ejemplares y aumentó la impresión bajo demanda”, explicó a Clarín Diana Segovia de la CAL.

La consultora editorial Promage, es menos drástica. Según Fernando Zambra, su director, “el mercado editorial es enorme y es difícil saber la cifra exacta de la producción real, ya que las cifras de impresiones y reimpresiones suelen ser mentirosas. Nosotros estimamos que la venta en librerías cayó un 5 por ciento en unidades respecto de 2016. Parecería una caída menor pero el año pasado la baja había sido del 15, 20 por ciento, lo que hace que este 5 por ciento se sienta más".

La cantidad de novedades sí se mantuvo estable: los títulos nuevos fueron 27.693 en 2016 y 25.945 hasta este noviembre. Lo que podría traducirse de este modo: igual cantidad de novedades, pero menor cantidad de ejemplares circulando como consecuencia de la baja en las ventas.

Por otra parte, el aumento en las importaciones es uno de los datos que más preocupación genera entre editores, libreros y distribuidores, pues habla de los altos costos que tiene la producción local y la baja competitividad editorial de nuestro país en el mercado internacional (por ejemplo, en relación a países como España, México y Colombia, en los que el papel está exento de IVA). “No existen trabas y hasta octubre 2017 la importación había aumentado un 65% en relación al mismo período de 2016”, puntualizó Segovia.

Zambra, por su parte, explicó que sí aumentó mucho el rubro de los cómics y fascículos coleccionables, que va a los kioscos (estima que en un 100 por cien), pero señala que “la cantidad de libros importados que van a librerías se mantuvo estable: los libros argentinos que se imprimen afuera se mantuvieron en la misma proporción, mientras que los que se traen porque aquí no existen bajaron en cerca de un 30 por ciento”. Si bien la importación de libros favorece la bibliodiversidad y enriquece la oferta cultural, hay muchos que opinan que podría ser selectiva, para preservar a la industria local.

En cuanto al nivel de exportaciones, Zambra lo califica de “paupérrimo” y atribuye esa falencia a los costos muy pocos competitivos de la Argentina en relación al otros mercado y la falta de políticas públicas y estrategias del sector para vender libros argentinos en el exterior.

A otros reclamos históricos, como la exención del IVA al papel para los editores –que redundaría de una disminución de entre el 5 y un 10 por ciento en el precio de los libros- y del IVA en alquiler de librerías, se suma ahora la preocupación por la iniciativa de la Ley Pinedo, que profundiza el malestar.

De aprobarse, la ley que será tratada el año próximo eximiría de responsabilidad a los Proveedores de Servicios de Internet (PSI) por los contenidos de terceros que publican, excepto que sean notificados de manera fehaciente de que existe una orden judicial de remoción o bloqueo de los mismos; lo que torna de algún modo impracticable la defensa de los autores, por los gastos y los plazos que supondría esta metodología. Las distintas cámaras del libro y la Fundación El Libro ya se manifestaron contrarias a esta iniciativa.

“Es fundamental comprender el daño que se causaría al sector de las industrias creativas que cada vez que un escritor, un fotógrafo, un ilustrador, un pintor, un editor, compositor musical, o cualquier artista o productor de contenidos culturales encuentre una reproducción ilegal de sus obras, de su trabajo en Internet, deba iniciar una acción legal al sólo efecto de que el Proveedor de Servicios de Internet tome efectivo conocimiento de la infracción o el delito”, señala Segovia. “En este sentido, el sector solicita que se exceptúe los derechos de propiedad intelectual del proyecto.”

La opinión de algunos editores
“2017 fue el año más duro de los últimos 10 años. Elecciones, recesión, desempleo e inflación no fueron el mejor contexto para la venta de libros. La suba de impuestos fue durísima para las librerías, que realmente la pasaron muy mal durante todo el año. Respecto a Planeta, cerramos un año durísimo, con un 10% por debajo de nuestro presupuesto, pero a costa de un esfuerzo tremendo de nuestros equipos que nos dejó literalmente liquidados a fin de año.” Ignacio Iraola, Director Editorial Cono Sur, Grupo Planeta.

“Creemos que tuvimos un plan editorial extraordinario, con libros que fueron muy bien recibidos por lectores de todo tipo, y eso ayudó mucho en un año menos auspicioso de lo imaginado. Probablemente se cierre con un 10% de ventas menor a las esperadas, aunque en los últimos meses hay tenues signos de recuperación. El libro no es indiferente a la economía en general con lo que sufrió, como muchos, la baja de consumo de estos dos últimos años. Confiamos entonces que esta esperada recuperación económica nos permita tener un excelente 2018.” Leonora Djament, Eterna Cadencia.

 “2017 termina como uno de los más difíciles para el sector editorial. Las ventas en las librerías han caído. Y esa caída se suma a la del año pasado. Seguimos trabajando con inflación alta, si bien menor. Y han desaparecido muchas de las pocas iniciativas del Estado, como compra de libros, capacitación, protección de la industria. La incertidumbre predomina” Javier López Llovet, Director General Penguin Random House

“Las ventas en 2017 no subieron ni bajaron se mantuvieron en los mismos niveles de 2016. En ese sentido estamos satisfechos porque sabemos que en general las librerías han bajado las ventas.” Diego D'Onofrio, La Bestia Equilátera.

“Es el segundo año en que las ventas caen respecto al año anterior en el mercado del libro. Este año, teniendo en cuenta las ventas hasta fines de noviembre, la baja es de un 7%. De todas formas tenemos esperanza que el año que viene esto se va a revertir y dejarán de caer las ventas.” Sebastián Lidijover, Riverside Agency

“El año 2016 fue nefasto. Nos recordó al 1999 y 2000 El proceso de caída se detuvo en 2017. Mantuvimos las ventas. Incluso crecimos. Pero esto en base a un gran esfuerzo editorial, de inversión y de internacionalización de nuestros esfuerzos...” Guido Indij, La Marca Editora e Interzona 

“Luego de un 2015 muy bueno, el 2016 fue un golpe para la industria editorial en general y no fuimos la excepción. En 2017 comenzaron a repuntar las ventas, pero aún no logramos recuperarnos del bajón de 2016.” Constanza Brunet, Marea Editorial.

“En el curso del año, las ventas bajaron un 9% respecto del año anterior, que a su vez había sido un año muy malo para el sector. Así y todo, sostuvimos nuestra programación editorial y si bien no guardamos grandes expectativas con respecto al 2018, tenemos un plan muy nutrido que incluye lanzamiento de nuevas colecciones.” Paz Langlais, Siglo XXI

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